Miles de tucumanos y de turistas coparon un año más Amaicha del Valle y las villas contiguas para encontrarse en las celebraciones y en los homenajes a la Madre Tierra. Ayer tuvo lugar la jornada central de la Fiesta Nacional de la Pachamama, que está viviendo su 76ª edición.
En todo el valle retumban los ecos del festejo, la música, los bailes y la algarabía que se expande por todos los rincones. En el predio donde se lleva a cabo la tradicional celebración ya está montado el escenario donde se despedirá a la Pachamama 2023 y se recibirá a la nueva representante de la Madre Tierra.
“Me voy contenta y agradecida por todo lo que me brindaron. Quizá no he hecho nada porque un año no es suficiente para todos los proyectos que tenemos. A lo mejor tenemos que estar cuatro años”. Con estas palabras se despidió Emiliana Suárez.
Este año fue elegida como a la nueva Pachamama Sofía Catalina Colque, de 85 años, que ha dejado ya una profunda huella en su tierra con su numerosa descendencia: nos contó que tiene 14 hijos, 57 nietos, 64 bisnietos y un tataranieto.
A metros de la plaza principal de la ciudad de los valles, todo es color. Se siente la alegría propia de todo sitio que celebra un acontecimiento cultural. Los puestos de comida, los vendedores ambulantes que ofrecen nieve, harina, pintura y bombuchas; la gente que busca un lugar bajo un árbol para refugiarse del penetrante sol y por supuesto los que están atentos a lo que sucede en el predio municipal. Todos, o al menos la mayoría, estaban expectantes por la llegada de la nueva Pacha.
La nueva elegida
Colque fue elegida por el Consejo de Ancianos. Hizo su ingreso triunfal al predio acompañada por la Ñusta (Gabriela Suárez), el Yastay (Adanor Aguilar) y Pujllay (José Martínez).
Su petición fue puntual: “En nombre de la tierra los bendigo a todos. Que nuestro señor nos dé lluvia de bendiciones. Y a las autoridades, les pedimos que no se olviden de nosotros, de nuestro pueblo que, a veces, parece abandonado”.
Las palabras de la nueva Pachamama, que coinciden con el pensamiento de su antecesora, hicieron hincapié en pedirles a los políticos presentes en la ceremonia, que acompañen al pueblo indígena. “Queremos que nos arreglen los caminos; que nos ayuden a no quedarnos sin luz porque la comida se nos echa a perder y que no nos falte el agua, tan importante para todos”, reclamó.
Por lo demás, se mostró muy a gusto con su elección. “¡Estoy feliz! Sí esperaba esto, me siento a gusto. Quiero representar bien a mi pueblo”, le dijo a LA GACETA.
Deseos y sueños
Algunos estuvieron presentes desde el jueves y para otros hoy es su primer día, como el caso de María Ávalos, que llegó para celebrar como lo hace cada año, la alegría del carnaval y la renovación de la Madre Tierra. “Es el primer día que vengo y a la Pachamama le pido que haya prosperidad y unión entre la sociedad”, expresó.
María Reyes, oriunda de Amaicha, cuenta emocionada que la fiesta se vive a pleno; que viene cada año y que espera que todos sean bendecidos por la tierra y por Dios.
Para las mellizas Graciela y Beatriz (pidieron mantener en reserva su apellido), que vienen desde la capital de Buenos Aires, Amaicha las recibió con mucho carnaval y con amabilidad. Contaron que las une a Tucumán un lazo especial: una de sus sobrinas se casó con un amaichense, por lo que les resulta casi imposible no venir a los Valles.
Sentadas en un puesto de comida, disfrutan de ver a los niños corretear con nieve en las manos y empaparse de agua entre ellos y aseguran que no les molesta que los restos de pintura o las gotas de agua, salpiquen en su ropa. “Nos hace sentir jóvenes - confiesan-. Siempre que podemos, venimos. Lo hacemos desde hace 15 años”.
“Me gusta porque vemos todo autóctono, no hay cosas importadas”, enfatiza Beatriz. Revela que cuando regresa a su hogar de Buenos Aires, lo que más extraña de Tucumán es el vino y los buenos asados.
Javier, uno de los tantos vendedores que montó su puesto de elementos esenciales que no pueden faltar en los carnavales, habló con LA GACETA sobre quiénes son los que más compran sus productos. “Lo que más se vende es la nieve y los que mas compran son los adultos, los que están ‘tomaditos’”, dice riéndose. Agregó que la situación económica está difícil: “las ventas bajaron más del 50%. El año pasado hice unos $ 100.000 y ahora solo $ 30.000”, lamenta.
Pasadas las 15 de ayer, el sol comenzó a dar tregua escondiéndose tras las nubes. Entonces se sintió un viento refrescante que alivió a los asistentes al predio del festival ¿Habrá sido la Madre Tierra que les dio ese respiro? Aún con sol o con cielo gris nadie se mueve de su lugar. Cada tucumano y cada turista tienen lo necesario para quedarse todo el día hasta que la noche se asome y suban al escenario los músicos invitados. Y si la lluvia aparece, seguramente será otro condimento para este carnaval. La fiesta continuará hoy y mañana.
(Producción periodística: Natalia Roldán)
Ejemplo: cómo vive la nueva Pachamama
Sofía Catalina Colque nació en Tolombón, donde vivió hasta los 15 años. Se casó con Candelario Costas y se fue a vivir al paraje de Yasyamayo, a 50 km al nordeste de Amaicha. Para llegar allí hay que cruzar ríos y maravillosos paisajes desiertos. Para sobrevivir en lugares como ese hace falta fortaleza. En el paraje hay una capilla y una escuela. La población está compuesta por mayores y por niños de corta edad. No hay agua potable ni atención sanitaria. Tampoco hay camino, solo una huella. Sofía vive allí con su esposo y su nieto Ramón. Cuida cabras y vacas, hace queso con su leche, junta chañar y hace arrope. También tiene frutales para hacer dulce. Ella representa los cuidados más profundos e invisibles en tiempos de olvidos.